domingo, 22 de marzo de 2009

EL LIBRO POR DENTRO Y POR FUERA

En este control seré un poco más sintético pues es el correspondiente tema es un poco más descriptivo didáctico y contiene nombres y datos que me obligan a ser más puntual.
La partes del libro:

-Cubierta o primera de forros: es lo que conocemos (mal) como portada, la pasta, la cara del libro. En esta se colocan Nombre del autor, el título de la obra, tomo, y editorial.

-Segunda de forros o retiración de portada: Va en blanco o se anuncian otras obras del autor o de la colección.

-Hojas falsas: son las páginas 1 y 2 y van en blanco. Se conocen como hojas de respeto y/o de cortesía. Sin embargo en ocasiones pueden omitirse por cuestiones económicas.

-Falsa portada, anteportada o portadilla: Es la tercera página y lleva el título del libro.

-Contraportada o frente-portadilla: es la página 4 y va en blanco o aparece el nombre de traductor, ilustrador o si es parte de una colección va ahí también.

-Portada: es la 6ta página y lleva lo siguiente: Nombre del autor. Título completo de la obra y subtítulo (si lo hay). Nombre y logo de la editorial. Lugares donde está establecida la editorial.

-Página legal: en esta se ponen los datos legales como son los derechos de autor, fecha de publicación, domicilio de la editorial, número ISBN correspondientes a la obra completa, la leyenda: Impreso y hecho en México o Hecho en México.

-Dedicatoria o Epígrafe: Es la página 7 y van los agradecimientos y dedicatorias, se espera que por lo general sean breves, así la Página 8 aparecerá en blanco y el texto comenzará como debe hacerlo en página impar.

-Índice general, contenido o tabla de materias: En México se acostumbra a ponerse hasta el final, pero resulta, según Roberto Zavala Ruiz, autor del texto, más conveniente ponerlo al principio, para que el lector al abrirlo se dé una idea de los contenidos del libro.

-Texto: es el cuerpo escrito del libro y siempre debe comenzar en página impar.

-Apéndices o anexos.

-Cuadros y material gráfico: en ocasiones se agrupan al final del texto o están incluidos a lo largo del desarrollo del texto.

-Notas: Cuando no van al pie de página van agrupadas al final.

-Bibliografía.

-Glosario.

-índices analíticos, de láminas, o general.

-Colofón: es similar a la página legal, y debe llevar: Nombre y dirección del impresor, año en que termino de imprimirse y número de ejemplares, por lo menos.

-Tercera de forros o retiración de contraportada: Puede dejarse en blanco o utilizarse con fines publicitarios de obras del mismo autor o de otros pertenecientes a la misma colección o editorial.

-Cuarta de forros o contraportada: Se ofrece una breve presentación del libro o una mini biografía del autor.

Como dije en mi entrada anterior la cuestión del diseño abarca, entre otras cosas, la selección de los tipos y sus tamaños, separando por ejemplo los títulos de capítulos en letras e mayor tamaño, así como su colocación en la página, siendo la más adecuada por su jerarquía, colocarlas en medio, todo esto es cuestión de estilos.

El tamaño del libro está totalmente relacionado con los tamaños de los pliegos del papel. Un pliego se dobla las veces que sea necesario hasta obtener el tamaño requerido ya sea en: medios, cuartos, octavos o incluso dieciseisavos.
En cuanto a la clase y el tipo de papel se tiene que tomar en cuenta las necesidades de la editorial. En el caso de un periódico por ejemplo, se requiere un papel que absorba y seque la tinta de manera instantánea. En cada caso se deben tomar en cuenta la opacidad del papel, su textura, su peso, etc.

Los papeles pueden ser, por su aspecto: satinados, alisados estucados. Pueden ser también naturales: sin recubrimientos o size press o encolados superficiales, pigmentados, estucados o cuchés. Estos papeles pasan por un proceso para lograr su acabado, pasando por los rodillos de una máquina llamada Calandria, que a base de calor, logra darle la apariencia brillosa a los satinados. A otros como el papel cuché se les agrega una pasta a base de caolín, una arcilla de gran pureza que se mezcla con yeso y otros elementos y dan el acabado.

En el diseño del libro han de ser tomado en cuenta los siguientes elementos: la caja, la interlínea, los folios y las cornisas. La caja o mancha es lo que se observa en una página llena de texto. Las medidas son también cuestión de estilos y de presupuesto. La interlínea es el espacio que existe entre renglones, el cual será definido por el diseñador. De igual manera el folio o el número de cada página y su ubicación, ya sea en el pie de la página también llamada falda o en la esquina superior derecha.

Los márgenes serán de acuerdo con las necesidades del texto y al diseño, pues si bien se requiere reducir las páginas por cuestiones económicas éstos serán más amplios. El estilo que se aplicará a cada párrafo puede ser de tres maneras: el párrafo ordinario, el párrafo francés y el párrafo moderno. El primero lleva la primera línea sangrada y las demás normales, el segundo lleva la primera línea normal y las demás sangradas y el tercero no lleva sangría.

El tipo y el tamaño de las letras deberán permitir la buena lectura del texto, facilitarla lo más posible para el lector. En este como en el control o entrada pasada se puede concluir con que se debe encontrar el equilibrio entre diseño y economía. ¿Repetitivo? No. Necesario.

DISEÑO DEL LIBRO: LO VISUAL VS LO ECONÓMICO

Una vez que el manuscrito está corregido y listo para la impresión debe pasar por otro miembro del equipo de edición llamado diseñador. El diseñador es el encargado de determinar las medidas de la página el tipo y tamaño de letra, márgenes, espacio entre líneas el número de las páginas, la colocación de títulos de capítulos, el tipo de papel en el que se va a imprimir, el tipo de encuadernación, así como los materiales para las cubiertas, portadas, todo referente a la imagen y estética del libro, lo cual debe ir de la mano también con los costos del mismo.

Igual que otros miembros del equipo como el corrector, en las grandes empresas se tiene alguien de base que trabaje en la corrección y en este caso en el diseño de los libros, sin embargo en las pequeñas empresas se suele contratar un diseñador externo para ahorra gastos. Se dan casos en los que se contrata a un diseñador que sea capaz de realizar otras actividades como que pueda ilustrar, ser caligrafista hacer mapas, etc. para evitar contratar a más personas.

En el caso de empresas pequeñas el mismo corrector puede hacer la labor del diseñador. Como quiera que sea, la persona que funja como diseñador debe contar con buen gusto artístico y conocer el proceso de edición para tomar buenas decisiones de entre las alternativas existentes. El diseñador puede llegar a crear una verdadera obra de arte, debe realizar un libro atractivo y que exprese las ideas del autor y del ilustrador de manera clara.

Para esto debe conocer el propósito del libro para saber qué presentación es la adecuada, no sólo debe pensar en términos de belleza, sino que debe considerar a quién va dirigido el libro y el tema del mismo para lograr un balance tanto en presentación física como en el lado económico pensando no solo en beneficios para el editor sino también para el lector. Encontrar un equilibrio entre presentación y economía cosa nada fácil de hacer.

Para comenzar con el diseño, el diseñador debe conocer el número de caracteres que tiene un manuscrito y así imaginar el tamaño de los tipos, la amplitud de los márgenes, el tamaño de las páginas y el interlineado. Una manera de calcular ese número es contar el número de caracteres (incluyendo espacios) y multiplicarlo por el número de cuartillas del manuscrito. Este cálculo es aproximado porque varía el número de caracteres por cuartilla pero se puede tomar una cuartilla como representativa y realizar los cálculos a partir de esa.

El número de páginas que tendrá el libero está determinado por el número de caracteres que caben en cada página. El total de caracteres del manuscrito, divididos entre el número de caracteres que caben en cada página da como resultado el número de páginas que tendrá el libro, sumándole notas introductorias, índices, tablas e imágenes.

Existe una cuestión que es central en las decisiones del diseñador: si se piensa en los beneficios del lector puede ser que un libro conste de 320 páginas, sin embargo si se piensa en cuestiones económicas se tratará de reducir el espacio entre renglones, se harán los tipos más pequeños y se alargarán los renglones, pero si se exageran esos elementos resultara peor, porque estéticamente no será atractivo y costará trabajo su lectura y por tanto nadie lo comprará, de ahí que deba encontrarse el equilibrio.

El diseño de la página debe tomar en cuenta el uso de cornisas en caso de que se usen, y también cuestión importante es el justificado del texto según se requiera. Problema aparte es la inclusión de cartas o ilustraciones, tablas o mapas, que deben ir acompañadas de instrucciones específicas para el tipógrafo, si se incluyen ilustraciones hechas por el autor que no sean de la calidad necesaria se debe contratar a un ilustrador que las rehaga para su impresión, es decir el diseñador se dedica a cuidar el trabajo artístico del libro.

La res partes que exigen mayor creatividad por parte del diseñador son la portada, el forro exterior y la página donde inicia cada capítulo. Como los elementos dichos anteriormente, el diseñador debe crear diseños atractivos visualmente y viables económicamente. El forro de un libro debe cumplir también con la cuestión de atraer al posible comprador, pues de nada sirve que sea una obra de arte si no atrapa al comprador. El diseño del foro es determinante a la hora de la compra, a la hora de diseñarlo debe ser hecho para que el libros e venda por sí solo.

La selección de materiales puede variar dependiendo del país donde se realicen los libros. Uno donde exista amplia oferta de papel, el diseñador puede elegir libremente mientras en un país en desarrollo donde las opciones son escazas, el diseñador debe saber qué es lo que está disponible y adecuarse a eso.

La tipografía de la que se habla en el texto y las técnicas de impresión como el monotipo, linotipo y el intertipo se han visto desplazadas por técnicas de composición laser y computación. La impresión dependerá de la tipografía utilizada y de si se incluyen o no ilustraciones. A su vez el papel a utilizar depende de las técnicas de impresión que se usen.

La encuadernación se decide en función de aspectos comerciales, si llevará pasta dura o blanda, el diseñador se adapta a la decisión que tome la editorial, pero el diseñador interviene una vez tomada la decisión de pasta dura o pasta blanda, en aspecto como el color, la tinta cómo se coserá, el papel para los segundos forros etc.

El diseñador debe saber todo lo que pueda sobre los procesos de impresión y de cómo se van actualizando y estudiar todas las fuentes posibles de arte gráfico y reitero: el éxito de un diseñador radica en encontrar aquel difícil punto medio entre un buen diseño artístico atractivo visualmente y que resulte viable económicamente hablando.

LOS ULTRAS DE LA CORRECCIÓN

En un mundo en donde toda actividad profesional se ve obligada al perfeccionamiento, la industria editorial no es la excepción. Tiene que superarse ante un público cada vez más exigente y crítico, comenzando desde aspectos como el uso del lenguaje. La corrección se ha vuelto extrema en algunos casos, en los que la gente se ha acostumbrado a utilizar ciertas expresiones que otros quieren corregir, pero que no son del todo incorrectas o que no tienen sustitución que explique mejor la situación.

Por ejemplo, a la expresión “Dame un vaso de agua” en seguida responden: “¿vaso de agua? Vaso con agua, ni modo que el vaso esté hecho de agua”. Pero la preposición “de” no sólo expresa la materia de lo que esté hecho algo, sino también el contenido de algo.

Pero desde el momento en que una palabra se entiende ya es buena, dice Domingo Faustino Sarmiento. En el campo de los anglicismos es peor, pues si alguien se atreve a utilizar anglicismos “no necesarios” será condenado a malinchista, traidor al lenguaje o a la patria. Se toleran los anglicismos pero sólo si son “necesarios”, como es el caso de ciertos tecnicismos. Se supone que quienes utilizan este tipo de términos “no necesarios” obedecen a cierto afán de imitación, admiración y de “querer ser” o mejor dicho de “wannabe” (para ejemplificar). Pero ninguna lengua se ha desnaturalizado por adoptar palabras ajenas.

Por otro lado, se suele condenar a palabras que no estén incluidas en los diccionarios, pero que son utilizadas por ciertos sectores o incluso que forman parte de ciertas jergas o en ciertas disciplinas especializadas. De la misma forma algunos términos caracterizan a algunos sectores, como el caso del empresarial que tiende a utilizar neologismos o préstamos lingüísticos o el gubernamental que tiende a emplear los términos castizos para sustituir a esas palabras.

A final de cuentas nadie ha de decirnos como DEBE ser la lengua sino como es, los diccionarios o las instituciones y su función es informativa no prescriptiva, y citaré a Miguel de Unamuno, porque me parece genial lo que dice: “Es el pueblo el verdadero maestro de la lengua…que no hay academias ni gramáticas ni erudición en las escuelas, que valgan contra la ley de la vida”.

La lengua es como un organismo que se autoregula que cambia en función de las necesidades para comunicarse y que frena las tendencias que amenazan con desintegrar esa comunicación. El problema que platea la autora de este texto, es hasta dónde podemos ser libres y dar rienda suelta a la creatividad expresiva y a la utilización de extranjerismos.

Lo que se puede concluir es que es bueno que tengamos un léxico tan rico que podamos hacer uso de los términos que dominemos y por tanto enriquecer la comunicación, con la responsabilidad de decir lo que se quiere decir de manera que se comprenda el mensaje y se desarrolle la comunicación.

Es responsabilidad de la industria editorial la consecución de obras literarias de perfecto lenguaje, de nosotros hacer uso de la gramática como una herramienta práctica del lenguaje. Concluyo diciendo algo que mis maestros siempre me han dicho y que se propone en el texto: ¿Cómo se aprende a escribir bien? Leyendo, es decir debemos acercarnos a las obras literarias y así acrecentar nuestro bagaje cultural y nuestro léxico.

miércoles, 11 de marzo de 2009

LA CORRECIÓN DEL MANUSCRITO

Al proceso en el que se preparan los manuscritos para ser entregados al tipógrafo, o en estos tiempos llamados capturistas, se llama corrección. En este proceso el corrector tiene varias responsabilidades como la de ayudar al autor a expresar sus ideas de manera clara y por supuesto corregir las faltas ortográficas y sintácticas en las que incurra el autor.

El corrector lleva una estrecha relación con el autor y le sirve de puente con el tipógrafo, diseñador, ilustrador. El autor, en teoría, debe entregarle al corrector un manuscrito completo al 100%, listo para enviarlo a tipografía, sin embargo esto en la práctica no se da así, por tal razón el corrector debe realizar una serie de pruebas y correcciones de las que hablaré más adelante.

Existen ciertas características que deben ser cuidadas por el corrector como la legibilidad, que es fundamental para que el tipógrafo sepa que es lo que va a tipografiar y no tenga contratiempos en su labor. En pocas palabras la responsabilidad del corrector es entregarle al tipógrafo (capturista) un texto claro. La unificación consiste en dejar el texto uniforme en cuanto a puntuación y ortografía, las cuales son responsabilidad del corrector, quien basado en manuales de estilística, decidirá qué línea seguirá.

Existen problemas en cuanto a que no existen generalidades acepadas en todos lados para el manejo de aspectos como el uso de abreviaturas, el uso de los nombres de países en forma local o internacionalizada, el uso de mayúsculas en ciertas palabras como gobierno, etc. donde el corrector debe basarse en guías y criterios que doten de uniformidad al texto, y en caso de no estar basado en algún texto aceptado generalmente, pues apegarse al estilo y a los lineamientos de su casa editorial.

La claridad y el estilo van de la mano con la puntuación pues el corrector debe ayudar al autor a expresar claramente sus ideas, no a cambiarlas, es decir, que el corrector debe respetar lo que el autor quiere decir y respetar su estilo.

La veracidad de la información es fundamental pues no se puede publicar un libro con datos erróneos, por lo cual el corrector debe estar atento en este aspecto. El problema es que en ocasiones no cuenta con el tiempo para comprobar los datos de un texto, por lo que es necesario un alto nivel de conocimientos para darse cuenta de los errores de manera más fácil y corregirlos.

Existen una serie de detalles de producción de los que también debe hacerse cargo el corrector, como cerciorase de que el manuscrito esté completo al 100%, incluyendo portada, tabla de contenido, prefacio, pies de página, ilustraciones, títulos de capítulos, bibliografía, glosario, índice, para lo cual el corrector debe coordinar los esfuerzos de todos los participantes desde el ilustrador y el diseñador, hasta el tipógrafo, a quien también debe darle instrucciones específicas en cuanto al tipo y tamaño de letra, uso de sangrías, pies de página etc.

El corrector para realizar todas sus labores debe contar con dos tipos de herramientas: intelectuales y materiales. Las primeras están referidas al bagaje cultural y preparación así como la pasión por la lectura. La segundas se refieren a lápices de colores para realizar anotaciones sobre el manuscrito que se distingan de las del autor, un foliador para numerar las páginas del manuscrito y lo más importante, textos de consulta que van desde diccionarios y enciclopedias hasta guías de estilo.

Existen los casos en los que se contratan correctores externos, lo cual representa un arma de doble filo en el sentido de que es favorable en el aspecto financiero, pues a pequeñas empresas editoriales les conviene no tener registrado en la nómina a un corrector y pagarle todo el tiempo, sino que es preferible contratar a uno externo y pagarle sólo por el servicio solicitado. Sin embargo a la hora de la organización y coordinación, el contratar a un corrector externo dificulta las labores, pues al ser un miembro externo al equipo de trabajo, es más problemático localizarlo e incluso coordinar los diferentes elementos participantes en el proceso.

El manejo de pruebas es fundamental para reducir los costos por errores. El corrector recibe de manos del tipógrafo el texto, el cual entrega al autor quien lo corrige y se lo regresa al corrector. Éste lo revisa ya con las correcciones del autor, agrega las suyas y se lo devuelve ya con las correcciones específicas al tipógrafo. Existen dos tipos de pruebas que deben realizarse para evitar los errores: Las galeradas, que son las del texto antes de la formación de páginas y las compaginadas que son cuando el texto ya tiene formato de página con su folio correspondiente.

En los países occidentales al autor se le cobra un porcentaje extra cuando quiere corregir o agregar ideas a su texto cuando éste ya está en proceso de edición. Estos cambios se llaman alteraciones del autor y generan un gasto extra.

Como es fácilmente observable, la labor del corrector está vinculada con todas las áreas del proceso de edición, siendo una de las más difíciles y complicadas a realizar, para lo cual se requiere inteligencia, conocimiento e incluso diplomacia para lograr realizar los movimientos necesarios.

domingo, 8 de marzo de 2009

EL DESARROLLO DE LA IDEA DEL LIBRO


Existen de editores a editores. Unos son los que están sentados esperando a que los manuscritos les caigan en la mano y están los que salen a buscar nuevas propuestas según las necesidades del mercado, jugando así su papel tanto de hombre de negocios como de productor cultural.


El problema, por llamarlo de alguna manera, de publicar un libro comienza desde que el manuscrito es entregado en manos del editor, quien debe buscar la manera, de manera conjunta con el departamento de ventas y del departamento de producción para que hacer la publicación del texto sea rentable y resulte conveniente.


Estar organizado desde el principio es básico para lograr un buen funcionamiento editorial, reducir tiempos y evitar pérdidas, por eso se debe llevar un registro de los textos recibidos, de los que están en consideración para ser publicados y de los que se han publicado. Y de ahí se llega al meollo del asunto: si el manuscrito se publica o no.


Para saber si se publica o no, se deben tomar ciertas consideraciones como la temática o la extensión del texto, que determina inmediatamente si es publicable. Así comienza el proceso de evaluación del manuscrito, que posteriormente continúa con la primera lectura, la cual puede realizarse de una parte del texto o en caso de que exista más interés se realiza una lectura completa por parte del editor o del equipo de consultores, expertos en la materia, en caso de que la empresa cuente con ellos.


El problema continúa cuando se llega a la parte financiera, debido a que en los países en vías de desarrollo, el capital reducido de las compañías editoriales sólo les permite publicar un número pequeño de libros por año, así que los resultados y la decisión de publicar o no un texto también es considerado desde ese punto.


Tomando en cuenta estas consideraciones, la empresa editorial, según la línea que esta siga, debe ir construyendo una personalidad e integridad corporativa, la cual llevará a una afirmación fundamental en la aceptación de la publicación de un texto: es nuestro tipo de libro.


Otro aspecto muy interesante es ¿cómo llega el manuscrito al editor? Y existen por lo menos un par de respuestas. Algunos textos llegan “por sí solos” y otros el editor los busca. Pero en el primer caso, existe una implicación que tiene que ver con el prestigio del autor, es decir, existe un prestigio por el cual el texto le fue enviado a ese editor y no a otro. Pero aún teniendo el prestigio la empresa debe tener la iniciativa de apostarle a nuevas propuestas y buscarlas.


El trabajo de otros sectores de la empresa tal como el del vendedor de libros, los del departamento de producción, quienes aportan sugerencias y consideraciones muy útiles. Buscadores de texto que colaboren con la empresa o externos son parte fundamental del proceso editorial, pues están encargados e saber qué textos se están desarrollando, y/o en qué campos hacen falta libros.


Los premios, que son de dos modalidades, una los que son entregados a libros ya publicados, y otros a los libros que son solicitados por concursos por ejemplo, constituyen una fuente de captación de textos, (los segundos sobre todo) pues de esos concursos pueden salir muy buenas propuestas. El caso de los primeros, estimula, sin duda, la creación literaria y atrae la atención a los lectores.


Los agentes literarios, que trabajan para el autor y no para la empresa, son los encargados de tomar el manuscrito y proponerlo a varias editoriales y una vez aceptado, se encargan de negociar un buen contrato para su representado. Es regularmente el autor, para quien trabaja, quien le paga dándole un porcentaje de sus honorarios.


Otra forma de captar textos, es encargándolos, son los llamados textos por encargo, que son solicitados a escritores que se sabe, tienen experiencia en los temas que le interesa desarrollar a la editorial. Existen casos de personalidades a quienes les son propuestas ideas para desarrollar sus memorias, o de científicos que son buenos escribiendo de manera divulgativa o explicativa, o compilar textos de algún literato, en fin pueden existir varias formas de encargar textos.


Existen proyectos a los que la empresa le apuesta, para ir construyendo una consolidación en el mercado, tal es el caso de series, es decir, la publicación de textos con una misma temática, como biografías de personalidades, por ejemplo, o historias para niños. Las series son convenientes porque generan expectativa por parte del público lo cual favorece sus niveles de ventas y por otro lado da la oportunidad de reunir a los mejores autores de un tema seleccionado.


Los libros de texto y lecturas suplementarias son proyectos a largo plazo que tienen ventajas porque tienen un público casi seguro el escolar, por ejemplo, y estos proyectos requieren mucho esfuerzo por un tiempo prolongado. Otro campo son los libros de consulta, como diccionarios y atlas, y enciclopedias, estos están en manos de grandes empresas por los costos que pueden acarrear.


Como ya hemos visto en capítulos anteriores el proceso editorial genera gastos mucho antes de que genere ingresos, por tal motivo se debe planear muy bien desde el principio, cuánto y cuándo se va gastar qué cantidad. El editor, en casos como los de la series que generan muchos gastos, debe estar dispuesto a invertir grandes cantidades de su dinero corriente o incluso a solicitar préstamos.


La relación del editor con el departamento de ventas es fundamental, puesto que antes de apostar todo a un proyecto, se debe hacer una pregunta básica: ¿quién es el lector potencial?, asimismo se deben realizar planes de venta, estudios de mercado, o haga los arreglos para la venta de una publicación.


Los libros o publicaciones por suscripción no son muy utilizados, pero es una forma de distribuir de buena manera los libros. Los libros atrasados son un problema porque atrasan los ingresos de la empresa editorial y de los servicios que ésta le ofrece al público, por eso se debe ser cuidadoso en la decisión del tiraje y distribución de los textos, todo esto basado en los análisis y estrategias del departamento de ventas.

domingo, 1 de marzo de 2009

EL NEGOCIO DE LOS LIBROS


Es una empresa cultural que de alguna manera aporta mayores bienes intelectuales que una industria cualquiera, sin embargo al final de cuentas es un negocio, una empresa, y los libros más allá de su contenido intelectual terminan siendo productos. Partiendo de ese supuesto, se entiende que como cualquier otro negocio, en la industria editorial se pretende sacar la mayor ganancia posible, sacar más de lo que se invierte y obtener ganancias lucrativas. Ahora entiendo cómo es que un libro que tiene un costo de producción de 30 pesos sale al mercado con un precio de 200 pesos.

Y es que la editorial realiza la inversión mayor al pagarle al autor, al diseñador, al editor, al traductor, publicista etc. y resulta evidente que para que un negocio resulte provechos se debe recuperar la inversión y sacar la mayor ganancia posible. Es un es quema que parece obvio y sencillo pero que tiene muchos elementos que forman parte de la cadena de involucrados en el proceso editorial.
Los costos.

Existen dos maneras de ordenar los costos. Po un lado, se pueden clasificar en costos de preparación es decir pagos al autor, corrector, diseñador etc. Por otro lado están los gastos de manufactura, es decir de imprenta (papel, pegamento, tintas, etc.) Y por último los de distribución y comercialización que comprenden los pagos por empaquetado, a publicistas, a promotores etc.

La otra manera de ordenar los gastos es en costos automáticamente variables, como son los pagos al autor, a la imprenta, de materiales, y de almacenamiento, los cuales varían automáticamente dependiendo del número de impresiones que se hagan del libro.
Los costos no variables son los que permanecen igual independientemente de los ejemplares impresos, como la preparación editorial y la composición de originales. Se separan también en costos de promoción, que dependen del número de ejemplares y de las políticas de la casa editorial y en costos generales que corresponden a los pagos de administrativos, contabilidad es decir los que se encargan de esto que les estoy tratando de explicar.

Los ingresos.

Los ingresos de la casa editorial pasan por un proceso de manoseo, de sustracción de porcentajes, adición de porcentajes etc. etc. Sin embargo existen 4 factores a tomar en cuenta. El primero es el precio al público el cual resulta de la multiplicación del llamado factor editorial, es decir del número por el cual se multiplica el costo de producción para obtener el precio al público, que en Europa es de 3 o 3.5, pero que en otros logares llega hasta el 7.

La cantidad de libros vendidos es otro punto a considerar y uno de los más importantes en cuanto a los ingresos, pues si no se venden los ejemplares considerados, pues no funciona el negocio y aún cuando se acabe el tiraje de una edición, no quiere decir que se recibirán el 100% de las ventas pues se regalan ejemplares y otros e pierden en el camino.

Los descuentos y rebajas que se hacen a los libros, por parte de la casa editorial favorecen desde mayoristas hasta los compradores finales, pues se dan descuentos que pueden alcanzar, más de 50% de descuento pero esto no es regla general pues en algunas ediciones se paga el precio total de catálogo, sin descuentos.

Costos eventuales de comercialización como los gastos de envío (en caso de que la casa editorial los asuma) o el pago a algunos representantes de ventas, o incluso deudas incobrables a compradores afectan los ingresos en hasta 15%.

En el negocio editorial se dan muchas paradojas al tratar de integrar los beneficios costo-ingresos, pues si se quiere ahorra en papel, por ejemplo, la presentación puede ser menos atractiva al público lo cual afectaría los niveles de venta, y es entonces cuando entra la regla general de las ventas, en donde mientras mayor sea el número de ejemplares impresos puede reducirse el costo por unidad y así lograr mejores ventas.

Existen también otro tipo de ingresos provenientes de los llamados derechos subsidiarios, que son el resultado de otorgar permiso a otros editores para reproducir o traducir algunos textos o incluso a aptarlos para su presentación en cine o televisión.

Existen problemas como la falta de capital para invertir en proyectos editoriales que no ayudan al florecimiento de la industria editorial de países emergentes, lo cual los orilla a recurrir a préstamos con los cuales se debe ser extremadamente cuidadoso para no dejar a los intereses arruinen la inversión.

Así la próxima vez que vayan a una librería imaginen el proceso financiero por el que pasa el texto que tienen en sus manos y no resultará tan sinsentido el precio a pagar por él.

Arrasan Best Sellers en Feria Internacional del Libro de Minería.


En la edición 30 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería los grandes corporativos editoriales se adueñan de los espacios principales dentro del recinto donde exhiben los libros de grandes estrellas mediáticas y populares como el conductor-locutor Mariano Osorio, pero por otro lado también ofrecen literatura de sus más selectos autores como José Saramago o Carlos Fuentes.


Sin embargo Samuel Cortés, representante de ventas de Alfaguara, resalta los niveles de ventas de la “literatura fácil” con autores como Stephenie Meyer con sus best sellers Crepúsculo y La huésped que por mucho supera los niveles de ventas de autores como José Saramago: “Mientras de Meyer se van a vender 1500 ejemplares de Saramago se venderán 300, pero luego el libro de Meyer se va, se olvida y el de Saramago se queda.”, afirma Cortés.


Grupo Santillana, propietario de múltiples sellos editoriales como Alfaguara, Taurus o Punto de Lectura, cuenta con una estrategia de mercado circular, la cual se fortalece con la venta de libros comerciales y así se da la oportunidad de editar obras de autores consagrados, pero como empresa se deben buscar alternativas que les favorezcan mediáticamente, como es el caso de Mariano Osorio, quien es famosos en televisión y en radio y que resulta publicidad para la editorial.


Del otro lado de la moneda se encuentran los sellos independientes, que a diferencia de los grandes Holdings como Océano o Santillana, cuentan con stands de menor tamaño y con menor exposición. Ejemplo del trabajo independiente es ERA, editorial que se mantiene fuera de los grandes circuitos comerciales y que apuesta por la edición de libros de corte más cultural que comercial.


Empresas como ERA se mantienen gracias al éxito que han tenido sus autores, entre los que se encuentran Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Gabriel García Márquez, Fernando Benítez, José Joaquín Blanco entre muchos otros.


La división no se queda ahí, pues en la feria también se encuentra otra clasificación de literatura: la de superación personal. Dentro de este ramo uno de los sellos más conocidos es SELECTOR, que edita libros de autoayuda, de superación personal, libros de chistes, recetas, educación, etc. Entre sus autores se pueden encontrar a Jo Jo Jo Jorge Falcón y al Dr. Abel Cruz. Esta editorial cuenta con una sección de “¿´Cómo hacer, cómo ser, cómo hablar de…”, etc.


La oferta en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería es muy grande y existen libros para todos los sectores, intereses, temas, precios, preferencias, etc. pero muchos sellos como CIDCLI, que ofrece una serie de publicaciones infantiles de alta calidad con autores reconocidos en la literatura adulta a quienes se les pide escribir cuentos para niños, pasan desapercibidos o se ven opacados por las grandes compañías que ocupan cuadro central del recinto.