sábado, 21 de febrero de 2009

Parece fácil... Guía para la publicación de libros.

Cuando tengo un libro en las manos muchas veces no me detengo a pensar en el proceso que tuvo que seguir para que llegara a donde está. Sin embargo después de haber leído este texto, seguramente pensaré en ello más seguido.

La creación de una industria editorial nacional, resulta ser mucho más importante de lo que se piensa, pues la lectura es un elemento que favorece el desarrollo social, educativo, económico y por tanto ayuda a la consolidación de una sociedad nacional más firme. La importancia de contar con libros que sean de y para nosotros (hablando en términos nacionales) es fundamental debido a la proximidad de intereses y temas que podemos abarcar. Sin embargo no está de más tener conocimiento de libros y por tanto de elementos culturales de otras naciones.

Por otro lado, si una nación no es capaz de mantener una industria editorial propia, debe pensarse en una industria regional, unida por elementos como el idioma para favorecer a esos países más pequeños.

Se requiere de un gran esfuerzo para lograr que un libro llegue a las manos del lector e independientemente del nivel de industrialización o economía de un país, existen elementos sin los que una industria editorial es impensable. Por una parte está el creador, y no me refiero a dios, sino al autor del manuscrito, aquel que junta la información en palabras, tablas, gráficas, fotos y todos los recursos de los que se puede valer para presentar sus ideas.

El autor, es quien detenta la propiedad de los derechos de autor y si bien podemos pensar en una sola persona también puede ser un grupo, institución o gobierno. El autor busca dar a conocer su obra mediante la venta de esos derechos de autor, por lo regular a una editorial que lo publicará y difundirá. Mientras el autor no quiera difundir su obra no hay nada que lo obligue a hacerlo, pero una vez que lanza su libro al público, tiene derecho a obtener una recompensa. Esto está sustentado en el llamado Copyright.

Así el autor del libro debe recibir lo que se conoce como regalías por la venta de su texto, las cuales regularmente ascienden al 10 % de las ventas, a no ser que el contrato establezca otros criterios de pago, como el adelanto o pago total de a edición. En la industria editorial así como en todas las otras existe el hurto o la explotación de material intelectual sin autorización o sea la piratería, siendo ésta considerada como un tope para la construcción de una industria nacional sólida.

El autor del manuscrito deberá entregar su obra al editor quien se encargará de revisarlo, reproducirlo y distribuirlo. Posteriormente deberá esperar por su pago de regalías, que al igual que el pago del editor depende de las ventas que tenga el libro. Pero una relación autor- editor puede ir más allá de eso, pues el autor puede verse ayudado por un editor imaginativo y creativo que puede ayudarle a elegir la manera en la que presentará sus ideas tomando en cuenta a los lectores potenciales, esto no quiere decir que el editor le diga qué decir y cómo decirlo, pero sí puede mejorar el proceso creativo.

En cuestión monetaria, el autor se ha visto históricamente poco favorecido sin contar las excepciones de quienes reciben escandalosas cantidades de dinero por concepto de regalías. El dinero es igual de importante para el autor que para cualquier otra persona, pero la finalidad del autor es que su texto llegue a donde debe llegar y como debe llegar lo cual, si se logra, tendrá buenos resultados en lo económico.

Otro elemento es el impresor quien recibe el manuscrito de manos del editor, lo procesa y se lo devuelve hecho libro. En circunstancias normales el impresor no toma decisiones en la realización del libro, simplemente lo reproduce como el autor le dice que lo haga y cobra su parte, que a diferencia del pago del autor y del editor no depende de los niveles de ventas sino de una cantidad convenida desde el contrato.

Sin embrago se dan ocasiones en que la editorial es dueña de la imprenta o ambas son parte de una compañía, de ser así el impresor sí puede formar parte del proceso creativo en el sentido de que modifique para bien el tipo de papel a utilizar, la tinta, la encuadernación etc. El impresor también puede asesorar al editor en cuestiones técnicas de impresión, que le favorecen el a reducción de costos, por ejemplo.

Asimismo, el impresor, quien también aporta parte del capital en el proceso de edición del libro, (por la compra de papel, tintas, pago a trabajadores, etc.) puede exigir un pago por adelantado de parte del editor.

El vendedor es quien compra los libros directa o indirectamente de manos del editor y los vende al precio en el que los compramos los lectores. Uno de los problemas más grandes para la difusión de los libros es su disponibilidad.

El librero, término dentro del que se contemplan las librerías y los vendedores por menudeo, es el más fuerte apoyo económico y fuente de futuras ganancias para la industria, una librería por ejemplo, debe ser concebida también como una institución educativa, solo superada por las escuelas y bibliotecas públicas.

Ser el vendedor también implica un riesgo y un gasto que debe ser tomado en cuenta, pues las librerías han comprado los libros al editor y el hecho de mantenerlos en las estanterías durante el tiempo que sea necesario para recuperar la inversión, genera ya en sí un gasto.

El editor, de quien ya se han ido explicando las funciones dentro de las explicaciones anteriores, es el eslabón más importante en la cadena, pues es él el que conecta los diferentes puntos del proceso. Recibe, entrega, distribuye, es pues el coordinador general de la empresa editorial.

Su posición central en el juego, le confiere también muchas responsabilidades de previsión, planeación e incluso creación, y en la medida en la que existan editores comprometidos con el proceso editorial los otros campos también se verán beneficiados. Hoy en día, con el desarrollo de otros medios, es importante la modernización del sector editorial, como es el caso de editoriales que ya complementan sus ediciones con audio y video e incluso programas de computación.

jueves, 19 de febrero de 2009

De lo analógico a lo digital.

Si no fuera por el lenguaje verbal, seguiríamos relacionándonos y agrupándonos en clanes familiares o pequeñas tribus, dicen los antropólogos, así que nuestra división del trabajo, la organización de nuestras sociedades e instituciones, se la debemos al desarrollo del lenguaje oral. Pero éste es solo una cara de la moneda, la otra es la del soporte material de la oralidad: la escritura.

Si bien compartimos material genético con otros primates, es el habla lo que fundamentalmente nos distingue de ellos, pero las cosas van más allá del solo acto del habla. La escritura que en palabras del autor, “cosifica” el habla ha permitido el desarrollo de la otra mitad de lo que hoy conocemos como humanidad. El establecimiento de nuevas maneras de comunicarnos como la descripción objetiva, han sido pasos fundamentales para la consolidación de la sociedad.

Hoy día, para Daniel Cassany, parece estar descubriéndose el canto de la moneda, es decir una tercera parte en el desarrollo humano, gracias a los soportes digitales del lenguaje y hace la separación entre los soportes analógicos como los libros, el papel, los sonidos mediante ondas hertzianas, etc., y los digitales compuestos primordialmente por la PC con todos sus aditamentos y componentes así como por sus funciones, entre estas y muy importante la conectividad a Internet.

Estos nuevos soportes han facilitado la transmisión de datos vía Internet. Escritos de todo tipo pueden ser consultados en cualquier lugar del mundo sin necesidad de tener el papel en las manos, sin embargo esto ha dejado de lado sobre todo en los países más desarrollados a la tecnología analógica, en sectores como el uso del correo o del fax. A partir de estos planteamientos iniciales, las preguntas se hacen inevitables ¿qué nos deparará con lo digital? En campos como la educación ¿cómo se enfrentará?

Por lo pronto en el campo de la escritura Cassany divide tres ámbitos fundamentales: lo pragmático, lo discursivo y el proceso de composición.

El primer ámbito Cassany afirma que se favorece la creación de comunidades virtuales sobre la comunidad del habla, (presencial) debido a que las comunidades físicas se delimitan por rasgos político-geográficos, nacionales, de idioma etc., mientras que en la red las limitaciones son menos visibles debido a la ruptura de limites espacio-temporales, de organización e incluso económicos.

Y es que en lo económico la relación entre lo analógico y lo digital es inversamente proporcional, es decir mientras lo digital y el acceso a la red se generaliza y se abarata, los soportes analógicos suben de precio, por ejemplo las revistas, libros y envío de postales. Por otro lado uno de los argumentos más mencionados de la llamada cultura digital es la limpieza ambiental a la que favorece debido a la disminución de tala de árboles y procesamiento de papel.

En el ámbito discursivo, Cassany señala que es indiscutible que los soportes digitales rompen con la linealidad de los analógicos, que si bien han permitido la libertad del lector en géneros como la novela, no han logrado ni lograrán los que ofrece la hiper e intertextualidad usada por los soportes digitales.

Aunque si vemos este fenómeno en desde el punto de vista del creador de contenidos nos damos cuenta de que también el escritor debe ceñirse a nuevas normas lingüísticas dejando de lado elementos que son clave en la linealidad, como el manejo de una sola línea argumental, sustituido por fragmentos pequeños y autónomos, por ejemplo. De la misma forma el escritor debe crearse un buen perfil mental de su hipotético lector para así lograr colocar de manera ordenada y estrictamente necesaria los links o ligas que complementarán su texto.

Del otro lado, el lector desempeña un papel más activo en la lectura, pero siempre debe tener bien claras sus metas y objetivos durante el proceso, de lo contrario es posible que se pierda entre la gran red de datos que están disponibles.

Lo digital también ha transformado géneros y formas de escribir, como el mail, por ejemplo, el cual se usa comúnmente mientras la carta ya no es de uso tan común. De la misma forma lo digital ha transformado el lenguaje por la adición de términos casi- especializados de la red, con palabras en su mayoría de origen inglés, que forman parte del nuevo código digital.

A diferencia del texto anterior(homo videns), en este coincido en muchos puntos con el autor ya que aborda el tema no de una manera apocalíptica sino más bien de manera real y práctica. Los escritores por ejemplo, ahora son capaces de realizar excelentes textos, con menos trabajo y en menos tiempo gracias a la ayuda de los correctores ortográficos, correctores de estilo, diccionario de sinónimos etc., solo a un clic de distancia. Así pueden dejar lo mecánico a la computadora y dedicar más tiempo al desarrollo intelectual del texto.

Otro punto en los que estoy totalmente de acuerdo con el autor es en la importancia actual y futura de las nuevas tecnologías en el campo educativo. La inserción de un nuevo concepto como alfabetización digital, es necesario en el campo de la educación básica. Sin embargo en las políticas de educación en nuestro país la tecnología se ve como una materia extra al plan de estudios, mientras Cassany argumenta que debe ser integrada al currículum de manera más profunda.

Me parece que en nuestro país es fundamental que se siga de fondo una política de enseñanza de computación, pero el problema no es poner las computadoras en un centro escolar y ya, el problema es la capacitación docente, de constante actualización y que por desagracia se ve frenada por la burocracia sindical en el sector de la educación nacional, a quienes parece no importarles el desarrollo de estos conocimientos.

Siempre he considerado algo en lo que concuerdo con el autor y me parece que no puedo explicarlo mejor que él: “La escritura analógica sigue teniendo vida y utilidad en un mundo eminentemente digital, como género manuscrito particular… y como herramienta complementaria para algunas sub tareas de la composición digital (anotar las ideas sobre papel antes de introducirlas en la computadora, hacer esquemas gráficos sobre papel, revisar un borrador sobre una impresión, etc.). El tratamiento didáctico de la escritura tendría que seguir esta línea, poniendo énfasis en la complementariedad de ambos soportes.” [1]

Así el alumno debe tener los conocimientos de gramática para poder hacer un uso correcto de las herramientas que ofrece la PC. La enseñanza en los centros de aprendizaje debe adaptarse a este cambio de paradigma, y como bien menciona Cassany no es posible seguir enseñando a escribir de la misma forma en la que se hacía hace treinta años. Complementariedad al fin de cuentas.

[1] CASSANY Daniel. De lo analógico a lo digital. El futuro de la enseñanza de la composición. En Lectura y vida. Revista Latinoamericana de Lectura. Año 21, Junio 2000.

sábado, 14 de febrero de 2009

¿EL HOMO VIDENS?



Sartori, en su libro Homo Videns. La sociedad teledirigida plantea una especie de crítica hacia los medios que de alguna manera toman a la imagen como su materia prima para comunicar: en este caso la televisión.

Parte fundamental de la organización humana, de las culturas, que nos distingue de los animales, es el uso de los símbolos para expresar cosas. El lenguaje mismo, parte de ese principio, la tradición oral, el lenguaje –palabra, es lo que no separa de los demás animales.


Tomando en cuenta este planteamiento, la transición de la palabra oral a la palabra escrita es uno de los pasos fundamentales para el desarrollo humano, aunque el saber leer, el saber escribir, durante siglos fuera exclusivo para una minoría letrada. No sería hasta la impresión de la Biblia de Gutenberg, que constó de un tiraje de 200 ejemplares, cuando comenzó a extenderse la posibilidad de que la lectura llegara más lejos.


Con la invención de la imprenta, que permitió la reproductibilidad de los textos, el hombre estaba ya, desde ahí, rompiendo con barreras espaciales y temporales, pues un texto al que alguien tenía acceso podía ser leído por otra persona. El mismo ejemplar, podía ser consultado o terminar en manos de otros y tiempo después el conocimiento habría trascendido esas barreras.


El proceso, obviamente sería lento, partió desde 1452 con Gutenberg, y culminaría con la impresión de los Diarios en el siglo XIX. Los avances tecnológicos siguen su camino con el telégrafo, el teléfono y la radio que eliminaban las distancias, principios que el hombre estaba persiguiendo desde la imprenta, con la diferencia de que estos medios no “menoscaban” la importancia de la palabra.


Según Sartori, el problema, por llamarlo de alguna manera, viene con la invención de la televisión y del televisor, medio en el que el ver supera al hablar y al escuchar, cosa que convierte al espectador en un animal vidente más que en uno simbólico.


Los avances tecnológicos, en muchas ocasiones han sido satanizados, porque se piensa que al ser nuevos destruirán a los viejos. La tecnología avanza a grandes zancadas, y sí se han modificado los viejos artilugios tecnológicos, por ejemplo: los viejos discos de acetato, las videocaseteras beta-max, entre muchos otros. En el campo del entretenimiento, cuando el teatro estaba a la vanguardia y aparece el cine, el miedo a la desaparición del primero no se hizo esperar, y en el campo de los medios de comunicación la cosa no ha sido muy distinta.


Y es que para Sartori, el hecho de informarse viendo, por medio de la televisión, es trasladar el contexto de la palabra al contexto de la imagen, y es entonces cuando difiero un poco. Si bien, en la televisión se privilegia la imagen sobre el texto, no se limita al a presentación de imágenes descontextualizadas.


Y es que Sartori dice: “La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa… entendemos la palabra sólo si podemos, es decir si conocemos la lengua a la que pertenece… Por el contrario la imagen es pura y simple representación visual, la imagen se ve y eso es suficiente”[1]


Me imagino entonces una serie de imágenes vistas en el televisor, que por el solo hecho de ser imágenes sean comprensibles, no creo que se de así. Por ejemplo, si observamos en la televisión una imagen de soldados combatiendo, no nos dice nada, solo podemos saber que están luchando, pero el quién, el dónde, el por qué, quedarían sin respuesta si no fuera por la contextualización realizada por medio de la palabra o del texto, la imagen por sí sola no es suficiente.


Para Sartori, la televisión, crea una nueva especie de humanos, comenzando por el llamado video-niño, quien al crecer en la primacía de la imagen, se desarrollará como un ser empobrecido que se verá limitado en casi todos los sentidos, que se condenará a no leer de por vida, que será un inculto. Me permito diferir. El problema del video- niño sería la falta de padres que controlen la estancia de un jovencito frente al televisor, la falta de estímulos para leer, cosa que Sartori no contempla.


Debemos recordar que si bien los niños son esponjas de aprendizaje, también están llenos de imaginación que puede, y de hecho es explotada por medio de juegos, lecturas, e incluso caricaturas de alto contenido educativo. Es decir, y eso sí lo comparto con el autor, el problema no es el medio si no lo que se transmite en éste.


No me parece que la primacía de la imagen sea tan problemático, ni que haya razón para ser tan apocalípticos. Me parece que sería mejor, exprimir lo provechoso de los medios de comunicación que privilegian la imagen, es decir, sacarles lo mejor, e incluso tratar de educar por medio de estos.


La educación y la cultura, de la que habla Sartori, no se adquiere exclusivamente de los libros. Si existe un libro de texto de biología, por ejemplo, y el maestro le dice al grupo lean y hagan el “clásico resumen”, los resultados podrían ser no tan provechos. En cambio si se proyecta ante la clase un video documental de algún proceso biológico, donde los alumnos puedan observar cómo pasan las cosas que el texto les dice, puede que sea más atractivo (visualmente) y más aprovechado (intelectualmente) por las nuevas generaciones.


Con ese ejemplo no estoy diciendo que se dejen de lado los textos, cosa que quiero creer jamás pasará, es simplemente para decir que los medios que privilegian a la imagen no son malos, que es mejor adaptarlos de formas didácticas, atractivas para las nuevas generaciones, con el fin de evitar futuros tan negros como el que pinta Sartori.


El autor considera que ningún argumento a favor del uso positivo de los medios que ponen a la imagen sobre la palabra, sea argumento que demuestre la superioridad alguna de la cultura audio-visual sobre la cultura escrita y en eso coincido, jamás será superior una que otra, son medios diferentes igualmente dignos de uso, y más aún dignos de complementarse.


Usar los medios, de acuerdo con las exigencias de las nuevas generaciones y aprovechando la tecnología disponible creará seres que no sean humanos empobrecidos sino enriquecidos tanto por los mensajes orales-escritos como por los mensajes audio -visuales.


[1] Sartori Giovanni. Homo Videns. La sociedad teledirigida. Pág. 35.

jueves, 12 de febrero de 2009

ELOGIOS, PROBLEMAS Y PROPUESTAS.


En este texto escrito y expuesto por Carlos Monsiváis, he logrado distinguir puntos fundamentales para comprender el problema de la falta de lectura en el país. Por un lado, me parece que tradicionalmente el sector de lectores regulares siempre se ha visto superado por quienes no leen, es decir es un problema histórico que viene desde la educación en el núcleo social más importante: la familia.

Esto me hace pensar en que el argumento ofrecido por el autor sobre los costos de los libros y cómo esos precios separan a los estudiantes de la lectura, esto en el sector público, pero también reflexiono sobre la falta de interés por parte de quienes tienen el poder adquisitivo para comprar libros y aun así no lo hacen. Y es que gastar en libros, muchas ocasiones no se ve como una inversión productiva sino como un gasto pesado.

El proceso de globalización, se ha estudiado desde diferentes enfoques, uno de estos refiere conceptos como imperialismo cultural. Las industrias culturales, también se extienden por el campo editorial, y según Monsiváis, imponen, mediante sus grandes aparatos publicitarios, dos grandes campos de lectura: los bestsellers y los libros de autoayuda.

La globalización ha traído consigo fenómenos insospechados en los que grandes sectores de la población, movidos por la curiosidad, leen éxitos comerciales, muchas veces difundidos y que saltan a la fama gracias a otro tipo de medios. En este momento me vienen a la mente ejemplos como Harry Potter, que si bien ya tenía un grupo de lectores fieles, sus filas se acrecentaron de manera exponencial al mostrarse las adaptaciones en la pantalla grande.

En el mercado de los libros, muchas veces nos encontramos con la llamada literatura basura, o en términos de Monsiváis en “libros que sólo los son en apariencia”, clarísimo ejemplo: Cañitas
En esta dinámica de mercado, en la que la diversificación de las empresas es sorprendente, se han creado grandes grupos editoriales que se “apoderan” de los mercados y también de las firmas que por diversas razones no logran sobrevivir por sí solas, absorbiéndolas.

Las firmas independientes, trabajan con lo poco que tienen y ofrecen una especie de resistencia frente a los grandes Holdings, esto debido en parte a la falta de apoyo por parte del gobierno, quien debería en un sentido hipotético, ayudar por medio de políticas fiscales que favorecieran el trabajo editorial, como lo hizo el gobierno español, inyectando recursos al sector editorial, lo que hizo que su nivel de producción y por tanto de lectura aumentara e incluso superara el de nuestro país, que anteriormente proveía de libros a ese país.
En mi posición de Universitario, podría criticar, por ejemplo, el hecho de que no exista en nuestras instituciones, bibliotecas con un sistema de organización al nivel de las exigencias de los estudiantes, a los ejemplos me remito:

En la Biblioteca de nuestra Facultad, muchas ocasiones aparecen libros registrados en los catálogos que no tienen existencia física en los estantes; pocos ejemplares, ejemplares maltratados (lo cual ameritaría todo en reportaje sobre el trato que los estudiantes le dan a los libros), problemas con la organización interna de la biblioteca, (ausencia de empleados de limpieza, o de los encargados de préstamo y recepción) lo cual entorpece el acceso a los libros.
Si eso es en el nivel Universitario, el nivel básico de educación está muy por debajo de éste, pues cuenta con problemas mucho más graves y que vienen de raíz. Monsiváis, quien seguramente posee un placer inmenso por la lectura, dice que ese placer no puede ser transmitido por alguien que no lo posee, en este caso los profesores de primaria o secundaria, incluso la lectura parece prescindible.
Faltan, aparte de los antes mencionados estímulos fiscales, más y mejores campañas de promoción de la lectura, mejor planeadas y que de verdad alienten a los estudiantes de educación básica a la leer más, porque leer “voluntariamente a fuerza” u obligar a los alumnos a leer hace que tarde o temprano aborrezcan la lectura por verlo como una imposición o hasta como un castigo.
A final de cuentas, la lectura sigue siendo un acto personal, la lectura y las sensaciones que despierta, son algo que sólo puede experimentar quien se ha conmovido por leer un libro, el viajar a través de las páginas devorando una historia, o adentrarse en personalidades diferentes, ser quien no somos, vivir vidas que no viviremos, todas esas cosas sólo se conocen cuando se han vivido.